La renuncia del magistrado Carlos Bernal para atender una cátedra en la Universidad de Ohio en Estados Unidos, desequilibra la balanza en la Corte Constitucional al ser considerado el más conservador del Tribunal. Es posible que hayan incidido en su decisión las fuertes tensiones que había con su homólogo, Alberto Rojas Ríos, ya que Bernal se le opuso con firmeza a que ocupara la presidencia de la Alta Corte dada la estela de corruptibilidad  de Rojas por casos como la presunta apropiación de la indemnización de una viuda, y por otros supuestos de tono moral un poco delicados que aún, por cosas de la vida, no han sido “comprobados”.

Bernal estuvo solo entre lobos, no fueron pocas las veces que debió hacer salvamento de voto mientras sus colegas votaban al unísono. Sus constantes oposiciones, incluso en aspectos administrativos, iban ampliando la brecha con sus compañeros de tribuna. Desde el principio, cuando Santos lo ternó en 2017, creyendo que iba a respaldar sus políticas anticonstitucionales con el llamado Acuerdo de Paz, se mantuvo contrario y firme pese a la presión de un sistema corrupto.

El vacío que deja en el momento clave por el que está atravesando el país, junto a las graves denuncias a la Corte por acoso sexual que se han destapado en torno a la Institución, deslegitimando su capacidad y potestad, exige que el cargo sea ocupado por un erudito con la suficiente destreza, pericia y experticia en la política nacional y su respectiva Constitución. Siendo así Claudia Dangond  la ternada más fidedigna para ocupar la magistratura.

Sus cualidades y aptitudes, además de ser de las mejores conocedoras de la Constitución del 91, la proyectan como la candidata más firme y competente para ocupar un cargo hecho a su medida. Sus conocimientos profundos, con sus respectivos tratados e investigaciones, aportaría de modo significativo a la Corte y al desempeño de esta para salvaguardar el texto constitucional.

Por lo demás, agradecimientos a Bernal por sus valores y coherencia, aún cuando más de una vez tuvo las manos atadas para obrar en pro del bien común.

Buen viento y buena mar, Doctor Bernal.

 

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